Por: Jose Antequera Guzmán
* Este escrito parte de la construcción colectiva que hemos realizado con personas como Javier Cuadros, Lorena Aristizábal, Daniel Rojas, Moisés Ninco, Susana Mohamed, Juliana Hernández, Darwin Torres y muchas otras con quienes hemos impulsado asambleas ciudadanas como Paz A La Calle. Sin embargo, las afirmaciones son mi responsabilidad.
He participado de la organización de muchas asambleas ciudadanas por diferentes causas defendidas como fundamentales por la ciudadanía: la paz, el ambiente, los derechos humanos, los asuntos urbanos o locales, etc. Pensando en el reto de construir el movimiento político para la transformación de Colombia a partir de un programa integrador de las diversas reivindicaciones sociales de cara el Siglo XXI, comparto algunas lecciones que creo que pueden ser útiles en este momento y hacia el futuro.
Tips:
- Derribar los obstáculos para la convocatoria amplia partiendo de la confianza. Las piezas comunicativas tienen que ser convocantes, no excluyentes. La entrada debe ser abierta, sin exigirle carné a nadie. La causa que defendemos y por la que nos convocamos en asamblea es la prioridad, no el reconocimiento de una organización en particular o de su agenda de acciones. No hay privilegios para quienes tienen mayor liderazgo, experiencia política o amigos. Tampoco se excluye a quienes tienen liderazgo con el cuento de que acaparan la atención, sin valorar su lugar y lo mucho que contribuyen, siempre que cumplan con las reglas por igual. Nada de esto implica que el espacio no tenga principios. Machistas, racistas, clasistas, u otras formas de exclusión y violación de derechos están totalmente fuera
- Cuidar los detalles porque todo cuenta: el lugar, la hora, el clima, el sonido, el tiempo de duración. Por ejemplo, si se cita una asamblea a las 6pm, hay que tener en cuenta que a las 7pm comienza el hambre y con esa sensación en el estómago se expresa el afán o la rabia. Si nos reunimos como en un salón de clases, replicamos el modelo jerárquico, que no siempre sirve. Necesitamos símbolos que nos reúnan. Si estamos incómodos no volvemos. Si es muy difícil llegar o salir, nos cansaremos rápido. Detalles
- No hay asamblea sin producción en la sombra. Antes de la asamblea tiene que estar claro quién o quienes la moderan, quién tomará las notas, quién enviará rápidamente a los grupos por correo u otros mecanismos, quién recoge los datos y se compromete a compartirlos. Quienes participan de la producción o de la organización son servidores del espacio, así que no llegan a la asamblea con cara de gente importante a reclamar privilegios
- Una asamblea tiene que tener un método adecuado para lograr un espacio amplio, donde se puedan escuchar la mayor cantidad de voces, opiniones y propuestas, y donde haya conclusiones. No hay fórmulas, pero se recomiendan algunas cosas:
- Adoptar el lenguaje de símbolos para celebrar o compartir las ideas de manera que la asamblea no se convierta en un concurso de aplausos.
- La medida del tiempo no debe ser una cantidad de minutos por intervención, sino la suficiente ilustración de una idea o propuesta. La asamblea puede adoptar un símbolo para expresarle a alguien que ya ha quedado claro lo dicho, y así cumplir con una regulación funcional y no autoritaria.
- Quienes moderan pueden dar la palabra por rondas numeradas dividiendo la asamblea por bloques como: bloque de intervenciones libres, bloque de informaciones, bloque propuestas, etc. También, cuando es necesario, se puede trabajar por grupos.
- Quienes participan en la asambleas deben asumir el compromiso personal de no intervenir si se sienten recogidos por otras intervenciones, incluso desistiendo del turno de palabra que ya tienen asignado. La ética del espacio incluye, ojalá, no hablar para repetir lo que ya se ha dicho o sólo por lograr reconocimiento.
- Las conclusiones de la asamblea y la asignación de responsabilidades colectivas e individuales son fundamentales. Si alguien intenta excluir conclusiones o torcerlas a favor de un individuo o grupo, lo más probable es que la asamblea le recuerde una lección simple de la vida: los demás no son idiotas.
- Las asambleas más efectivas son las que logran concretar una conclusión que deriva en acciones colectivas creativas que impliquen que, como dice el maestro Saul Alinsky, que ocurra lo que menos se espera. Ojalá.